A”Dios”, Lugano!


Dios, me gustaría escribir en su idioma para que pueda agradecer el esfuerzo que por años ha hecho para entender la nuestra.

Me gustaría agradecerte por cada juego, por todo el esfuerzo y respeto por nuestra camisa.

Usted pasa lejos de ser el mejor zaguero que ha jugado en nuestro club. Pero es el más adorado de todos ellos.

Posiblemente sus méritos sean mayores que imaginemos, pues no nació con talento de medio campo.

Su esfuerzo nos representa. Su carrera nos enorgulle y su final es una lección de vida y carácter.

¡Gracias dios! Usted es uno de los nuestros para siempre.

abs,
RicaPerrone